Funciones ejecutivas

Funciones Ejecutivas

¿Qué es esta área?

Las funciones ejecutivas son el conjunto de habilidades que te ayudan a hacer las cosas. El área del cerebro, llamada el lóbulo frontal, es la encargada de controlar estas habilidades. Muchas funciones corporales están controladas por los lóbulos frontales, algunos de ellos controlan el movimiento corporal (funciones motoras), las emociones, la atención, la motivación y otras funciones del pensamiento como la toma de decisiones, el juicio, el razonamiento abstracto, la planificación y terminar tareas, la memoria de trabajo (almacenamiento y uso de los detalles para la función) y conseguir objetivos.

La función ejecutiva es un término utilizado para describir la gestión de actividades y que deriva del mundo de los negocios. En otras palabras, al igual que un gerente decide, ajusta y supervisa las actividades comerciales, los lóbulos frontales están a cargo de las funciones corporales.

Las funciones ejecutivas son aquellos procesos mentales que nos permiten planificar, enfocar la atención, recordar instrucciones, llevar a cabo un conjunto de tareas. El cerebro actúa como un sistema de control de tráfico aéreo en un aeropuerto. Con la ayuda de la función ejecutiva, el cerebro, filtra las distracciones, prioriza las tareas, establece y logra objetivos y controla los impulsos.

La función ejecutiva también permite que el cerebro organice, supervise y controle los comportamientos y otras funciones cognitivas, y que realice un comportamiento dirigido a los objetivos. Estas habilidades de pensamiento de alto nivel gestionan y dirigen niveles más bajos de funcionamiento cognitivo.

Es interesante destacar que, aunque las personas con problemas de memoria a menudo están dañadas ejecutivamente, una persona puede no mostrar déficits de memoria, pero puede verse afectada en lo que respecta a la toma de decisiones y el funcionamiento ejecutivo.

Las funciones ejecutivas dependen de tres tipos de función cerebral: la memoria de trabajo, flexibilidad mental y el autocontrol. Éstas están altamente relacionadas y la aplicación exitosa de las habilidades de las funciones ejecutivas requiere que operen coordinadamente entre sí.

  • La memoria de trabajo controla nuestra habilidad para retener y manipular distintas piezas de información durante periodos cortos de tiempo.
  • La flexibilidad mental nos ayuda a mantener o cambiar la atención en respuesta a diferentes órdenes o aplicar distintas reglas en diversos entornos
  • El autocontrol nos permite establecer prioridades y controlar acciones o respuestas impulsivas.

Algunas personas nacen con una débil función ejecutiva. Además, las personas con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), depresión o dificultades de aprendizaje a menudo tienen debilidades. Una lesión en la parte frontal del cerebro, donde se encuentra el lóbulo frontal, puede dañar la capacidad del individuo para mantener y concentrarse en la tarea. También pueden ser causados por la enfermedad de Alzheimer o accidentes cerebrovasculares.

No es fácil identificar problemas ya que no existe una prueba única para reconocer la disfunción ejecutiva. Los expertos confían en las diferentes pruebas para medir las habilidades específicas.  Sin embargo, no pueden predecir cómo actuarán los adultos o niños en la vida real.  Algunos pacientes mayores se desempeñan bien en las pruebas globales de cognición pero, su comportamiento es perturbador para sus vidas y sus familias. Lo que genera estos problemas de comportamiento no se entienden realmente, y por lo tanto, este tipo de mal comportamiento se atribuye a la personalidad de las personas mayores.

Las funciones ejecutivas se dividen en dos grupos:

  • Organización – La recopilación de información y su estructuración para la evaluación, por ejemplo: la atención, la planificación, la secuenciación, la resolución de problemas, la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, el pensamiento abstracto, la adquisición de reglas, la selección de información sensorial relevante.
  • Regulación – Evaluar su entorno y cambiar el comportamiento en respuesta a éste. Por ejemplo: iniciar una acción, el autocontrol, la regulación emocional, el control de estímulos internos y externos, la iniciación e inhibición del comportamiento específico del contexto, el razonamiento moral, la toma de decisiones.

¿Por qué es importante a nivel funcional?

 En un nivel práctico, los déficits en el funcionamiento ejecutivo se han asociado con deficiencias en las actividades de la vida diaria, que incluyen vestirse, la capacidad de alimentarse, bañarse, etc. En otras palabras, las funciones ejecutivas se encargan de la planificación y prestan atención a las necesidades y acciones importantes del cuerpo. Incluye: controlar, comenzar, detener, regular, ajustarse al cambio, planificar frente a situaciones o afrontar situaciones nuevas, formar ideas, almacenar información y acceder a ella desde la memoria de trabajo, controlar las emociones y pensar de manera abstracta.

Además, es una función que ayuda a las personas a administrar su tiempo, prestar atención, cambiar de enfoque, realizar múltiples tareas, recordar detalles y evitar decir o hacer algo incorrecto. Por ejemplo, para pagar una factura, la función ejecutiva incluye elegir:

  •  Qué hacer (qué factura hay que pagar).
  • Cuánto tiempo cuesta hacer un paso (encontrar el talonario de cheques o iniciar sesión en la página web para esa factura) .
  • Cuándo pasar al segundo paso (por ejemplo, rellenar los detalles en el talonario o en la página web)
  • Cuándo pasar al siguiente paso ( como comprobar los números y otros detalles en el talonario o en la web y firmar su nombre) y,
  • Cuándo parar de completar la tarea (como guardar el talonario de cheques o cerrar la página web) y cambiar de actividad.

La retroalimentación de la calidad de cada paso completado debería dirigir las mejoras en este paso o fijar cualquier error antes de terminar toda la tarea. Cuando la función ejecutiva no está trabajando como debería, el comportamiento de las personas está menos controlado. Esto puede afectar la capacidad de:

  • Trabajar o ir a algún sitio.
  • Hacer cosas independientemente.
  • Mantener las relaciones.

Las alteraciones en esta dimensión en los pacientes con Alzheimer.

 La investigación ha demostrado cierta disminución en la función ejecutiva a medida que las personas envejecen. En el caso de una lesión repentina en los lóbulos frontales, como un accidente cerebrovascular o una lesión en la cabeza por una caída, un accidente de coche o una lesión deportiva, puede haber una pérdida repentina pero no progresiva de funciones en esta área del cerebro. Los lóbulos frontales pueden verse afectados por la enfermedad de Alzheimer, aunque parece que al principio de la enfermedad hay mucha actividad del lóbulo frontal, que intenta compensar el daño. Las personas diagnosticadas con el daño del lóbulo frontal por la enfermedad de Alzheimer a menudo pierden su capacidad de secuenciar una tarea porque ya no pueden priorizar cada segmento de una actividad.

Cuando hay un declive lento y progresivo, como con la enfermedad de Alzheimer, una demencia frontal o un trastorno relacionado con la memoria progresiva, las habilidades pueden flaquear; algunos días la función ejecutiva puede ser mejor, mientras que otros días puede ser peor. Poco a poco en el transcurso del tiempo en una demencia progresiva como la enfermedad de Alzheimer o la demencia frontal, las funciones ejecutivas disminuyen y un cuidador tiene que hacerse cargo de las responsabilidades relacionadas. Los cambios en las células cerebrales que provocan un declive en la función ejecutiva podrían interferir con la memoria, aplicando un buen juicio a las elecciones y prestando atención lo suficiente para que en una conversación pueda responder adecuadamente.

Un estudio nuevo halla que, después de que la memoria comienza a disminuir, la función ejecutiva es la siguiente función del cerebro que se deteriora en la progresión del deterioro cognitivo leve, una afección previa a la enfermedad de Alzheimer, a la enfermedad de Alzheimer. Es difícil tomar una decisión si no se puede recordar los elementos importantes que se necesitan para tomar esa decisión. En general, entre los ancianos, las medidas de la capacidad cognitiva general no se relacionan consistentemente con la capacidad del funcionamiento independiente. El deterioro del funcionamiento ejecutivo es común en la demencia, pero también puede estar presente en el contexto de una disminución relacionada con la edad en la velocidad y la capacidad de procesamiento de la información y niveles variables de deterioro cognitivo general. Hay suficientes datos sobre las funciones ejecutivas del cerebro y su deterioro tanto en el envejecimiento normal como en varios tipos de demencia, para sustentar la hipótesis de que muchas alteraciones del comportamiento entre los adultos mayores con demencia funcionan en diferentes grados de pérdida de la capacidad de participar en una actividad intencional, dirigida a un objetivo.

Según los resultados de otra investigación, los pacientes con un deterioro muy leve de Alzheimer difieren significativamente de los controles de las tareas ejecutivas (tarea de autocompra, matrices lógicas de Hukok, prueba de realización de senderos y prueba de fluidez verbal) que requieren una manipulación de la información, por ejemplo: establecer tareas de cambio, autocontrol o secuenciación. Además, los resultados muestran que el deterioro de la función ejecutiva en los pacientes con la enfermedad de Alzheimer muy leves precede a la alteración de la atención sostenida, el lenguaje (comprensión oral, abstracción verbal y denominación) y las habilidades de construcción.

Algunos estudios están en contradicción con la disfunción ejecutiva en la etapa temprana de la enfermedad. Éstos, afirmaron que, la función ejecutiva es relativamente escasa en la etapa temprana de la enfermedad. El deterioro ejecutivo se relacionó con la gravedad y la duración de la EA. De manera similar, otros autores afirmaron que los déficits ejecutivos simplemente reflejan un deterioro cognitivo moderado o severo

Juegos apropiados para esta dimensión.

Es posible utilizar juegos para mejorar la función ejecutiva o ralentizar su deterioro. Varias investigaciones científicas reflejan que algunas actividades como el juego de entrenamiento cerebral (Brain Age), el puzzle popular (Tetris) y los juegos de mesa ayudan a mejorar la función ejecutiva. A parte de los vídeo juegos, algunos estudios sugieren que el ejercicio físico puede ayudar a mejorar el funcionamiento ejecutivo en las personas con demencia.

En los materiales de entrenamiento de AD-GAMING se puede seleccionar algunos juegos que permiten trabajar la función ejecutiva: