¿Qué es esta área?
Los deficits en el cálculo son una indicación temprana de la Enfermedad de Alzheimer (EA) (Martin et al., 2003).
Las habilidades del cálculo incluyen diferentes competencias, como la recuperación de hechos aritméticos, y el conocimiento y la ejecución de procedimientos aritméticos. La independencia funcional de estas habilidades como de los mecanismos múltiples que median en cada una de ellas, son evidencia de demencia; según un estudio de Kulason et al. (2016), los estudios de imágenes cerebrales señalaron que las operaciones aritméticas simples activan la corteza frontal y la asociación de las cortezas temporal y parietal (Kawashima et al, 2005 & Uchida y Kawashima, 2008). Muchos procesos cognitivos logran resolver problemas aritméticos, por ejemplo, reconocimiento de números mostrados de forma visual, operaciones aritméticas, el control de los movimientos de la mano e, incluso, las cortezas prefrontales bilaterales se activan cuando se resuelven problemas simples y fáciles (Earnst et al., 2001).
Según el primer informe sistemático de trastornos de cálculo en demencia por Grafman et al. (1989), la acalculia y la discalculia adquirida es la pérdida de la habilidad de hacer actividades de cálculo derivadas de una patología cerebral (Girelli & Delazer 2001). La acalculia se ha definido como una alteración en la capacidad computacional. El defecto del desarrollo en la adquisición de las habilidades numéricas, por otro lado, se suele denominar como discalculia del desarrollo (DD) o discalculia (Ardila et al., 2002).
Berger (1926) introdujo la distinción entre acalculia primaria y secundaria. La acalculia primaria o “pura” resultó de la pérdida de conceptos numéricos y de la incapacidad de entender o ejecutar operaciones aritméticas básicas. La acalculia secundaria corresponde al defecto en el cáculo derivado de otros deficits cognitivos (por ejemplo, memoria, lenguaje, etc). Además, las alteraciones del cálculo podrían asociarse y depender de otros defectos cognitivos como la afasia, alexia y la agrafía.
Boller y Grafman (1983) sostienen que las habilidades de cálculo pueden verse afectadas negativamente como resultado de los diferentes tipos de defectos. Ellos creen que las habilidades de cálculo pueden cambiarse como resultado de la incapacidad de apreciar la importancia de los nombres de los números, los defectos visual-espacial que interfieren con la organización especial de los números y los aspectos mecánicos de las operaciones, incapacidad para recordar los hechos matemáticos y usarlos apropiadamente y defectos en el pensamiento matemático y la comprensión de las operaciones subyacentes.
La capacidad de cálculo representa una habilidad multifactorial que incluye la memoria verbal y espacial, el conocimiento del cuerpo y las habilidades de la función ejecutiva (Ardila et al., 2002). Sin embargo, muchas investigaciones indican su independencia de otras funciones cognitivas (por ejemplo: lenguaje, memoria) y su estructura interna incluye múltiples componentes independientes (Girelli & Delazer, 2001).
¿Por qué es importante a nivel funcional?
Los déficits de cálculo pueden aparecer temprano en el curso de la enfermedad de Alzheimer y pueden tener consecuencias sustanciales para el funcionamiento diario (Marson et al., 2000). Las operaciones aritméticas simples activan las tres cortezas de asociación incluyendo la corteza dorsolateral prefrontal de los hemisferios bilaterales de las persoanas (Girelli & Delazer, 2001). Además, muchos resultados sugieren que los cálculos complejos pueden grabar los sistemas cognitivos como la memoria de trabajo en el envejecimiento cognitivo normal así como en la demencia (Martin et al, 2003).
Los estudios grupales han enfatizado principalmente el papel de los déficits de las funciones ejecutivas y los recursos cognitivos limitados en la determinación de los trastornos numéricos en la demencia. Los estudios de seguimiento, por otro lado, han permitido rastrear la disolución ordenada de las habilidades numéricas en la demencia proporcionando información en su organización funcional subyacente (Girelli & Delazer, 2001) .
Además, el cálculo es importante a nivel funcional para la capacidad financiera diaria, que ya está dañada significativamente en la fase leve de la enfermedad de Alzheimer, según Marsonet al. (2000). Un reciente estudio de envejecimiento ha sugerido la importancia de la capacidad financiera como una capacidad de orden superior, las personas con Alzheimer leve, presentan déficits en dicha capacidad. Las personas con EA moderada presentan una discapacidad grave en todas las habilidades y actividades financieras. La capacidad financiera consiste en una amplia gama de habilidades conceptuales, pragmáticas y de juicio importantes para el funcionamiento independiente de los adultos mayores. Se ha descubierto que la capacidad financiera es una actividad «avanzada» de la vida diaria (junto con el uso del teléfono y la comida), conceptual y estadísticamente separada de las actividades domésticas de la vida cotidiana (preparación de las comidas, compras y tareas domésticas leves y pesadas) y actividades «básicas» de la vida diaria (es decir, bañarse, vestirse, caminar e ir al baño).
Además, la pérdida de la capacidad financiera tiene consecuencias importantes en los pacientes con demencia y sus familias. Existe, también, consecuencias económicas y psicológicas. Las personas con demencia a menudo tienen dificultades a la hora de pagar facturas y llevar tareas financieras básicas y están en riesgo de tomar decisiones que pongan en peligro las posesiones necesarias para su cuidado durante un largo periodo de tiempo o destinadas a la distribución del testamento entre los miembros de la familia. Los medios de comunicación están llenos de informes de víctimas de fraude al consumidor u otras estafas. Finalmente, la pérdida de la capacidad financiera está asociada con temas legales importantes de competencia.
Según Earnstet al. (2001), la memoria de trabajo puede estar relacionada con las habilidades financieras, ya que muchas tareas financieras requieren un almacenamiento temporal y la manipulación numérica y otros datos. Por ejemplo, las capacidades monetarias básicas, administración de cheques, gestión de extractos bancarios y el pago de facturas.
Alteraciones de esta área en pacientes con Alzheimer.
Se observa que el rendimiento en problemas de sumas y multiplicaciones es sistemáticamente inferior en las personas con la enfermedad de Alzheimer y se encuentra relación con la gravedad de la enfermedad (Marterer et al, 1996).
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Personas con EA muestran deficiencias en las habilidades aritméticas escrita y hablada. El alcance de los déficits de cálculo en la EA puede relacionarse con la gravedad de la demencia y las regiones corticales asociadas al cálculo indican deterioro. Las habilidades de cálculo en la EA pueden deteriorarse de forma jerárquica comenzando por las capacidades aritméticas más complejas y extendiéndose a operaciones más básicas, aunque también se ha notado una preservación de las habilidades aritméticas (Martin et al., 2003)
Los hallazgos del estudio de Martins en 2003 apoyan la opinión de que la discalculia ocurre temprano en la EA y progresa. Respecto a las habilidades aritméticas, las personas con un leve deterioro de Alzheimer tuvieron problemas importantes en la multiplicación más complicada de un dígito y varios dígitos y en los problemas de división de varios dígitos. Por el contrario, las personas con Alzheimer moderado mostraron un deterioro global en todos los problemas aritméticos escritos excepto en las sumas de un dígito y en las personas con un deterioro leve el desarrollo fue inferior en todos los problemas excepto en la suma de un dígito y en la división de varios dígitos.
Se observaron errores de sustitución de operaciones, hechos aritméticos y posición en la población general de los ancianos, mientras que los errores de perseverancia y endeudamiento se observaron con mayor frecuencia en pacientes con EA. Estos resultados indican que una gama amplia de habilidades de cálculo, como el conocimiento de hechos aritméticos, se deteriora progresivamente en EA. Existe evidencia de que el deterioro de las operaciones aritméticas de procedimiento es tanto jerárquico (por operación) como una función de la gravedad de la enfermedad (Martin et al., 2003).
Los pacientes en una etapa temprana de la enfermedad tenían dificultades especiales para realizar procedimientos de cálculo complejos en comparación con la recuperación de hechos aritméticos. La investigación de los trastornos numéricos asociados a la demencia se ha centrado principalmente en la transcodificación numérica y las capacidades de cálculo (Girelli y Delazer, 2001). En línea con otro estudio con aritmética simple, se observó una disociación interesante entre la multiplicación gravemente afectada, la suma moderadamente deteriorada y la resta significativamente mejor conservada (Pesenti et al., 1994).
En conclusión, varios trastornos numéricos altamente específicos surgen en EA. En una etapa temprana, los déficits pueden estar limitados a capacidades de transcodificación o a habilidades de cálculo. Los déficits numéricos deben considerarse entre los primeros signos de EA (Girelli y Delazer, 2001).
Juegos apropiados para esta área.
Los juegos recomendados para trabajar esta área son los siguientes:
Además, Math Research, es una aplicación para realizar varias preguntas aritméticas para completar varias tareas.
Referencias.
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